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S.S. Benedicto XVI. Lavatorio de pies .Jueves Santo |
Ver a Jesús arrodillado ante sus discípulos para lavarles los pies, es verlo hecho realmente siervo y servidor de todos.
Tengo que verlo arrodillado a mis pies, hecho servidor mío, ofrecido por mí, amándome hasta el extremo de entregar su vida por mí.
Este amor nos desarma, deja en evidencia nuestras vanidades y nuestro orgullo, nos enseña el verdadero camino de la justicia y de la grandeza de corazón, la humildad y el amor, el servicio, el despojamiento de uno mismo para atender y servir a los demás. ¡Qué pocas veces tomamos en serio el ejemplo del Maestro! Con el lavatorio de los pies, esta tarde celebramos la institución de la Eucaristía.
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La Última Cena. Goya |
En este sacramento Jesús nos entrega el tesoro de su muerte.
La muerte de Jesús es una muerte voluntaria, prevista, aceptada y ofrecida por nosotros. Su muerte es un sacrificio de fidelidad y obediencia, un sacrificio de amor por todos nosotros. Se hace pan y se hace vino, alimento de la vida del alma. Hay que ir a los Oficios, hay que asistir y participar en el misterio de aquella tarde, hay que fundirse en un abrazo de fe y de gratitud con este Cristo del Cenáculo. ¡Hay que darle gracias por haberse quedado con nosotros, por haber llenado el mundo con la luz y con la fuerza de su presencia que nos sostiene cada día en el camino del amor y de la esperanza hasta las puertas del Cielo!
En esta misma tarde hay que evocar la escena de Getsemaní, la lucha interior de Jesús, su esfuerzo humano para sobreponerse a sus sentimientos de hombre y concentrar su vida en el cumplimiento de la misión recibida. La oración de Getsemaní nos descubre el realismo de su humanidad, sus palabras nos consuelan y nos fortalecen. También Él se siente débil, asustado, pero se refugia en el amor del Padre: “No se haga mi voluntad sino la tuya”. Sudó sangre, pero los ángeles de Dios vinieron a confortarle. El Getsemaní de Jesús nos hace fuertes para afrontar el dolor y las amarguras de la vida con serenidad y esperanza. El Padre del Cielo nunca nos deja solos.
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La Oración en el Huerto. Tiepolo Siglo XVIII |
Fuente: diocesismalalaga.es
Artículo escrito por Monseñor Sebastián, que se convierte en una auténica oración cuando lo meditamos.
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